En el exilio
En el exilio La Dépêche Africaine, nº 19, 15 de diciembre, 1929
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Resumen
Al término de su jornada, la pobre Elisa regresó a su casa y aterida apretó contra su pecho el chal de lana negra que remplazaba la piel ausente sobre su abrigo. Subiendo la ventosa calle des Écoles, toda brillante de lluvia, ella pensaba, con el corazón apretado: “Este país verdaderamente no le conviene a una negra vieja ya agobiada por la edad y afectada a veces de reumatismo”.
El viento perforaba su delgado abrigo. Toda su piel parecía rebelarse contra esa sensación a la que nunca había podido acostumbrarse. Su imaginación casi había personificado el invierno. Lo pensaba como un enemigo cruel e implacable. A veces se preguntaba en castigo de qué falta el buen dios afligía a los europeos con semejante flagelo porque, en su estrecho sentido común, no podía ser de otra manera.
“¡Oh, la hermosa rubia!”
Indiferente a las risas de una pandilla de estudiantes encantados con su observación tan espiritual, ella proseguía con su monólogo interior. No, no iba a soportar mucho tiempo ahí. Le parecía demasiado dolorosa esa vida que no le dejaba ningún espacio a la felicidad de pasear, a las noches de conversación alegre y animada con su compañera de piso y sus otras amigas, exiliadas como ella. Se haría repatriar lo más pronto posible.