Primero cayó Pablo, después cayó Joaquín.

Primero cayó Pablo, después cayó Joaquín.

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Luis Fernando Rangel Flores

Resumen

¿De qué hablamos cuándo hablamos del narco? La respuesta puede extenderse al infinito: desde la explosión mediática del fenómeno del tráfico de drogas en la década de los ochentas en Colombia y México, con la presencia del Cartel de Medellín, el Cartel de Guadalajara y el Cartel de Sinaloa, bajo la dirección de personajes como Pablo Escobar, Miguel Ángel Félix Gallardo y Joaquín “El Chapo” Guzmán, la palabra “narco” se volvió un prefijo que antecedió a todas las palabras que pudo. Comenzamos a hablar de narcocorridos, narcopolítica, narcoliteratura, narcoseries, narcoatentados, narcopelículas y hasta terminamos hablando de narcosatánicos, creando toda una estética del narcotráfico además de una cultura que giraba en torno al tráfico de drogas y el submundo en el que se ve inmerso. Así, las narrativas de la violencia que generó el narcotráfico, fueron ocupando lugares importantes dentro de la cultura popular y comenzaron a gestarse un sinfín de discursos que atravesaron todas las narrativas posibles. Sin duda la literatura, la música, el cine y la televisión fueron parte de este fenómeno como una de las representaciones más palpables.

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