Habitar el relámpago.
Habitar el relámpago.
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Resumen
Para todas las que no participaron en una revolución, para las que arrojaron a sus niños desde lo alto de la montaña y luego sonrieron satisfechas mientras la brisa aullaba, para las que perdieron la cabeza por amor una y otra vez y odiaron tanto ese corazón entregado que desearon ser hombres y follar su propio cuerpo con la rabia de las cosas oxidadas, para las que apagaron cigarrillos en sus vientres con natural felicidad luego de visitar al ginecólogo, para las que murieron de sobredosis en callejones, en bares y en cuartuchos infectos, para las que nunca lucharon ni les interesó hacerlo, para las rubias destruidas estáticas en su propia contemplación de animal de centella, para las que se emborrachaban hasta perder el camino a casa y a sus vidas, para las que la ternura, ese extravío, destruyó sistemáticamente. Este es su canto, su llaga perfecta, de azafrán, de jazmín, de las diez mil hogueras donde arde toda la belleza.