El bejuco escuchador
El bejuco escuchador
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Resumen
Dálida dice que hablarle a una planta que tiene hojas con forma de orejas le resulta patético.
Pacho habla entonces del fruto con forma de oreja que se comen las vacas. Un árbol de enorme fronda que los campesinos bautizaron como árbol de las orejas, conocido también como orejero.
Dálida responde que tantas formas de orejas le resulta aún más patético en un mundo de tanta gente sorda.
—Es que este que vemos ahora —agrega Pacho—, no tiene forma de orejas, son orejas verdesoleadas unidas a este bejuco silvestre que se usa en casas y apartamentos para que la gente que vive sola y habla sola pueda sentirse escuchada. Lo raro ahora es que todos los bejucos se van muriendo cuando les comienzan a hablar, no sucedía así en el pasado, según los relatos de mis ancestros.
Dálida explica que hablarle a una planta que es incapaz de escuchar es un acto irracional de generaciones poco o nada ilustradas.
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